domingo, 26 de noviembre de 2017

Huída hacia adelante

Los días eran insoportables en un hogar que se asemejaba  más a una cárcel decorada con gusto, que al acogedor refugio que presumía ser. 

   La pequeña muñeca de cuerpo menudo y trenzas perfectas sentía que aquello no podía ser todo. Aquello era nada.

   Un fuego en sus entrañas, que apenas dominaba, la empujaba a soñar vidas de oportunidades infinitas, donde la felicidad no era la falacia dolorosa en la que habitaba a diario.

   La noche que huyó,  la persistente molestia de su cicatriz la acompañó.

   Con los brazos cruzados sobre su inmaculado vestido rojo, avanzó sin mirar atrás, sintiendo el pavor que la ominosa presencia de su casa de muñecas y sus sombras la producían.

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