viernes, 24 de noviembre de 2017

Hombre

El hombre no ha cenado. Se ha tomado un par de güisquis. Sobre la mesa reposa inmóvil un plato muerto de pescado. Ahora enciende un cigarrillo y se enfada porque cree que el piso es demasiado pequeño o su sueldo escaso o por nada. Su mujer piensa cosas que no dependen de ella, que no podrá cambiar nunca, cosas que probablemente no importen. O sí. Entonces el hombre la golpea como se golpea una res, sin motivo. Ella solloza y le susurra palabras que no entiende. El hombre se asoma al balcón. La ceniza del cigarro salta a la calle como un blando suicida; piensa que no sería difícil seguirla. Anochece en Madrid.

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