viernes, 24 de noviembre de 2017

Soy gigante

La esperaba en casa con el hacha de guerra afilada; y en la cabeza un bombardeo de imágenes: ese móvil, ese bolso, ese coche, esas mallas…¡la muy zorra!.

Un trago, necesito un trago. Me acerco al mueble bar como el gigante de pecho ancho que soy y me quedo inmóvil ante el retrato de nuestra boda. Cuando la conocí tenía los ojos llenitos de tanta vida…y de su brazo,  ese hombre que ya no soy.

Minúsculo, y con el hacha vencida por sus ojos, me miro en el espejo para entender que no se casó con un gigante de ojos ensangrentados sino  con un hombre con una mano abierta para acariciar su caminar.

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