lunes, 27 de noviembre de 2017

Se hundía

Se hundía despacio al despertar de la mañana y el dormir de las noches.

Se hundía con sus ausencias continuas; palizas verbales que mermaban su autoestima  e ilusiones.

Se hundía con sus voces. Subyugada, aparcando su libertad.

Se hundía con sus desprecios y sus constantes faltas de cariño.

Se hundía, sin salir a la superficie para recuperar aire. Él, cobarde, permanecía en las profundidades.

 El fondo estaba más cercano, casi  podía palparlo.

Aquel inmenso océano la estaba atrapando…


¡BASTA!


Hundida, pero no ahogada y con agallas salió a flote. Volvió a sentir la brisa marina recorriendo cada palmo de su piel. Volvió, en una palabra, a VIVIR.

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