viernes, 24 de noviembre de 2017

Sofía

No se bajó en su estación, no pudo, la puerta no se abrió. Quiso el destino que sí lo hiciera en la siguiente parada. La muerte la estaba esperando.
Sofía era sabiduría, alegría. Su cara regordeta, repleta de graciosas pecas, le daba un aire pícaro que confundía a todos. Era fiscal de menores. Ponía orden y sensatez en la vida de los más jóvenes para evitar que el futuro se los tragase.
Él se fijó en ella –imperfecta-pensó- pero con esfuerzo lograría su objetivo. Era como su madre, por eso su padre debía castigarla firmemente.
-Buenos días- dijo - ¿Se despistó de estación?
-La puerta falló- respondió- Era el hombre  más guapo y galante que había visto en su vida.

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