viernes, 24 de noviembre de 2017

Una simple historia

Madruga y prepara el desayuno para su carcelero. Él ha despertado de mal humor y la golpea hasta hacer de sus ojos charcos. Ella está acostumbrada.
Pasa la tarde en casa sola. Lo único que tiene es esa caja musical. Una lágrima cae en picado por su mejilla, pero ella está acostumbrada.
Anochece y él no ha vuelto. Es viernes, llegará tarde. En la cama la aborda esa sensación de no tener nada por lo que vivir, por fin duerme. Al menos, está acostumbrada.
Unas voces la despiertan, él ha llegado. Discuten. Él coge un cuchillo y la apuñala. Ella sabe que su llama apaga y por ello le susurra al oído "te quiero", ella estaba acostumbrada.

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