Entonces todo cambió, en ese preciso instante. La persona que ella tanto había amado, por la que tanto había arriesgado y, desde ese momento, la que más la había decepcionado. El golpe ni tan siquiera la dolió físicamente, eso la daba igual. Estaba segura de que él se había arrepentido al momento, no la importaba. Lo que tenía clarísimo es que no iba a volver a pasar por eso nunca jamás. Era la primera y última vez. Recogió sus cosas y se fue sin mirar atrás.
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