Prometió que volvería.
Solo debía arreglar algunas cosas, serenarse y volvería para denunciar a su carcelero. No permanecería por siempre en su jaula dorada.
Cuando había pasado el tiempo suficiente para pensar que no cumpliría su promesa, regresó.
Allí estaba. Su nombre figuraba en la lista de asuntos para atender ese día. Sonreí al saber que había cumplido su promesa.
Y al comprobar cómo volvió, mi sonrisa se quedó tan congelada como el depósito donde reposaba su cadáver.
Solo debía arreglar algunas cosas, serenarse y volvería para denunciar a su carcelero. No permanecería por siempre en su jaula dorada.
Cuando había pasado el tiempo suficiente para pensar que no cumpliría su promesa, regresó.
Allí estaba. Su nombre figuraba en la lista de asuntos para atender ese día. Sonreí al saber que había cumplido su promesa.
Y al comprobar cómo volvió, mi sonrisa se quedó tan congelada como el depósito donde reposaba su cadáver.
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