miércoles, 22 de noviembre de 2017

El curso de cocina

La tarde en que cerró definitivamente la puerta de casa se tuvo que acordar de aquella mañana en que comenzó el curso de cocina. Su marido se lo había prohibido: le faltaría tiempo, no poseía habilidad para nada. Insistió en que no lo notaría y lo convenció a regañadientes. Poco a poco los miembros de su familia política le empezaron a ocupar la casa los fines de semana; les daba de comer y callaba. Fueron dos tensos cursos de estudios y exámenes, hasta que tituló en el grado superior de educación infantil. Les dejó una tarta en el frigorífico para endulzarles el adiós. ¿Qué no tenía habilidades?  Siempre estuvo segura de sí misma.

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