lunes, 25 de noviembre de 2019

El segundo de vuelta

Apartó la pistola de su sien. Relajó el rictus, y las lágrimas treparon al interior de sus ojos. Atravesó el pasillo y dejó el arma sobre la mesa. Llegó al dormitorio y se arrodilló junto al cuerpo de su mujer. Le besó la herida del pecho, que dejó de sangrar y se cerró. Ella se incorporó, lo miró a los ojos y esbozó una triste sonrisa. Él escupió de su mente el rencor y los celos infundados y la abrazó, imbuido del olor de su cabello, recuerdo de tardes interminables de paseo, cuando eran novios. De todo lo olvidado hasta un segundo después de apretar el gatillo. Agradeció en silencio haberse dado cuenta a tiempo.

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