lunes, 25 de noviembre de 2019

Cubrir tus alas con besos

No pueden herir a un pájaro ya herido, solo recomponer sus alas y ajustarlas para que pueda volver a su lastimado aleteo. Durante mucho tiempo fui ese pájaro magullado, aterrado, cautivo de alguien que me impedía volar para que nadie me vulnerase, salvo él. Y entonces todo cambió porque siempre hay ornitólogos entregados que con una sonrisa, un gesto sin amenazas, una escucha sincera, desdibujan los límites del dolor y ahuyentan al carcelero. A veces solo basta con que alguien te susurre "voy a cubrir tus alas con besos"… y renace el ave fénix.

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