Soy un pájaro de mal agüero. O debo serlo. Me recorta las alas cada vez que estoy a punto de alzar el vuelo. Dice que es por mi bien, para que no me dañe en un viaje sin control y demasiado alto para el que no sirvo. Tan solo se me permite volar dando pequeños saltos controlados por la protectora estancia donde habito. Me asegura que soy libre y puedo hacer lo que quiera, pero mis tullidas extremidades tan solo me consienten llegar cerca de los límites marcados. ¿Y si cruzo la línea? ¿Qué habrá al otro lado? No sé si tendré fuerzas. ¿Resistirán mis alas?
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