miércoles, 23 de noviembre de 2016

Polvo en suspensión

La pólvora creaba una densa neblina mientras los tablones de la cantina crujían al paso de mis camperas, emitiendo un sonido seco. Silas El tuerto no dejaba de mirarme con su ojo bueno y aunque tenía la boca más seca que un pedazo de cecina murmuro algo que no entendí. La pulpa que con anterioridad había sido la cabeza de el menor de los hermanos Payne nadaba en un charco de sangre y whisky barato. Su esposa Hope y el hijo de ambos, Paul, estaban abrazados y con una escopeta de doble cañón a sus pies. Acompañándola, el desgastado cuaderno lleno de poesía que siempre portaba este.
"La flor se está secando. Necesito agua. Solo tengo sal".

No hay comentarios:

Publicar un comentario