jueves, 24 de noviembre de 2016

El descanso

La luz se me colaba entre las pestañas difuminada. Me giré en la cama e intenté fijar la vista en el despertador. ¡Las 11:00! Se me había olvidado aquella sensación de dormir profundamente. El monstruo cínico de la televisión y sus anuncios de Dormidina me empezaban a parecer desagradables.
Es difícil sanar el daño sufrido por una mujer debido al dominio de su novio, a su control. Cadenas y mordaza. Incluso estando entre rejas no había podido conciliar el sueño, rumiando despacio en mis adentros todas las ofensas, los abandonos, los golpes…
Cuando ella apareció en la cárcel sólo para perdonarme, derrumbó mi culpa, y volví a sentir que mi vida tenía solución, que podía seguir adelante.
Y pude descansar.

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