jueves, 24 de noviembre de 2016

Empatía

Te miro ahora - tiritando de frío miedo - que permaneces tumbado, inmóvil en el suelo, el puño todavía crispado; cargado de amenazas. Has tropezado con el perro que siempre te ladra cuando huele tus intenciones bañadas de alcohol, y has dado con toda tu inhumanidad contra el duro suelo de terrazo gris. Tu cabeza ha sonado con un estruendo hueco que ha callado al perro y llenado el pasillo de un silencio inquietante

Desaliñado, un hilo de mala baba asoma en la mueca de disgusto de tu abotargada cara. Aun respiras: bajo tus parpados entrecerrados los ojos convulsionan

¡Suerte! – me digo- mientras miro sin empatía alguna crecer un charquito de rojo espeso que asoma bajo tu descarnada nuca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario