miércoles, 23 de noviembre de 2016

El andén

Se despidieron en el andén como cada domingo. Como cada domingo, ella se sintió aliviada. Aliviada y orgullosa, porque había logrado que ese fin de semana, él no se enfadara. Poco a poco, había aprendido cuándo callar y cómo llevar una conversación para que todo fuese bien entre ellos. Aún así, a veces, sin saber muy bien por qué, él estallaba y le gritaba como si ella le hubiese herido en lo más hondo de su ser. Estaba segura de que todo eso pasaría cuando ella aprendiera a llevarlo.
Pero eso sería el próximo viernes. Tenía por delante cinco días de tranquilidad.

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