Aquel joven no le ha quitado ojo en toda la noche, ella lo sabe. Abandona a su acompañante por un momento para acercarse a la barra y hablar con el camarero. Después de una charla breve, el camarero se acerca a la mesa donde se encuentra la chica con una copa.
– Su nombre, por favor.
– ¿Es necesario? –Responde ella bruscamente.
– No, es por cortesía – Intenta disimular su malestar con una sonrisa.
– ¿Me pone esa copa o no? – Sara intenta cortar por lo sano aquella indiscreción. Sus amigas que le acompañan en la mesa cuchichean.
– ¿Y qué le digo al caballero? – insiste el camarero.
– Al caballero nada. A su mujer sírvale una copa. Dígale que invito yo.
– Su nombre, por favor.
– ¿Es necesario? –Responde ella bruscamente.
– No, es por cortesía – Intenta disimular su malestar con una sonrisa.
– ¿Me pone esa copa o no? – Sara intenta cortar por lo sano aquella indiscreción. Sus amigas que le acompañan en la mesa cuchichean.
– ¿Y qué le digo al caballero? – insiste el camarero.
– Al caballero nada. A su mujer sírvale una copa. Dígale que invito yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario