jueves, 24 de noviembre de 2016

Pureza en estado frágil

En su garganta, bocanadas de aire se ocupaban de acariciar ese persistente nudo cada día más doloroso.
La ligera brisa que entró por la ventana le recordó al agitado y discreto aleteo de los colibríes. Imposible que no quisiera sentirse uno. Volar y mantenerse firme en su propia lucha por la supervivencia. Tener un diminuto corazón emitiendo 1200 latidos por minuto para ser huésped entre suspiro y suspiro de la flor que contuviera el mejor néctar. Ser un reflejo exótico y fuerte de fragilidad en estado puro y de pureza en estado frágil.
Imposible que el agitado aleteo no la devolviera a la realidad cuando el aire no era aire sino compasión en soledad, duda en suspensión, entelequia al respirar.

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