jueves, 24 de noviembre de 2016

Soy libre, ya puedo volar

Nada en el mundo puede herirte tanto como las palabras cuando se asientan bajo tu piel. Cuando duelen más que cualquier golpe, porque calan tan profundo como el frío del norte. 
Y luego librarse de ellas no es fácil. Por eso quiero decirte que por mucho dolor que tenga, no 
has conseguido destruir mis sueños, el sueño de ser la última que pase por ti, que pase por esta  pesadilla. El sueño de vivir, porque hasta ahora estaba muerta. El sueño de una nueva 
oportunidad, de un nuevo amor, aunque simplemente sea el que me tengo a mí misma. El sueño  de ser valiente, y no volver nunca a mirar atrás. 

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