miércoles, 23 de noviembre de 2016

Susana

Si no hubiera elevado el volumen del televisor la inquietante mañana que oí el primer grito…
Si hubiese empuñado el teléfono y hubiera llamado a la policía la tarde que me alarmé al sentir el primer golpe…
Si no me hubiese cambiado de habitación para dormir la fatídica noche que escuché el primer llanto…
Si no hubiese sido tan indiferente y cobarde como el resto de los vecinos ante la extrema violencia que percibíamos en aquella casa un día sí y otro también...
Hoy, Sara y Dani, cinco y tres años, seguirían yendo al colegio juguetones y felices agarrados a la mano de Susana, su madre…
Mi vecina del piso de arriba...

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