lunes, 7 de noviembre de 2016

La mujer culpable

Camina. Toma aliento. Se detesta, detesta todo lo que hace y cada segundo que pasa. Su existencia la acerca cada vez más al desastre. ¿Quién lo diría? Pero un leve roce hace que todo se inunde de gritos. Se la observa desde fuera para no soliviantar sus cincuenta kilos. 
Se la oye respirar. Por dentro está pensando. ¿O es que está ya fuera y no se da cuenta? Una voz resurge en su cuerpo hueco. A pesar de las voces, dentro está sola. Así de extraño parece ser libre. El espejo le devuelve miradas comprimidas y amplificadas. Siente el vértigo. Lo convierte todo en objeto de culpa. Así aumenta su imperio. Esta tirana respira desde fuera, aunque sienta demasiado dentro.

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