lunes, 7 de noviembre de 2016

La decisión

Salió reforzada de la consulta de la psicóloga «nada justifica en el hombre la violencia contra la mujer» –dijo- y, tenía razón.
Estaba harta de sentir miedo al volver del trabajo, de ver ira en sus ojos y sus palabras; de sentirse controlada, de responder a tantos interrogatorios; de los puñetazos en la mesa y las noches en vela. Harta de sentir angustia ante sus injustificados celos; de su chantaje «te quiero tanto, si me quisieras te quedarías en casa».
No podía más. Ella que en su trabajo como militar era respetada y valorada, como mujer se sentía totalmente anulada. ¡Hasta hoy!

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