Un gran ruido de palabras hirientes, llenas de ignorancia, escupiendo una fuerza inmensa de superioridad, con un amor expeditado hacia uno mismo, en el que intenta llegar a una manipulación propia de un ser con características inhumanas y que comienzan con un tumulto de insultos intentando someter al otro ¡Basta! Relájate, recuerda que la vida son momentos equilibrados, donde tu y yo somos iguales frente a toda lucha general de experiencias, en la que aprendemos primero a respetarnos a nosotros mismos y después al resto, alegría en mis palabras vulneran a las tuyas con una indecible fe, recordando que la trasmutación de mis oídos sólo escuchará palabras viejas de sabiduría y no una acusación a mis valores como persona.
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