martes, 22 de noviembre de 2016

Las cosas cambian

La primera conversación que tuvo mi madre con aquella abogada fue como abrir la ventana y respirar aire puro por primera vez. Alguien que le trasmitía confianza para confesarle su sufrimiento de mujer maltratada. La misma persona que apenas unos meses después saldría elegida diputada al congreso y que conocía sobradamente la desprotección que sufren muchas veces las víctimas de violencia de género por parte de las fuerzas de seguridad del estado y la incomprensión social generalizada, comprendía el desasosiego diario por no saber si su marido iba a llegar a casa ebrio y empezarían de nuevo los golpes físicos y maltratos morales. Desde una casa de acogida, donde vive, ahora conoce a alguien que va a luchar por ella



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