martes, 22 de noviembre de 2016

Al fondo del pasillo

“Escupo la sangre entre dientes, apenas puedo abrir la boca, lamo mis lágrimas que escurren por  mis labios rotos. El me mira desde su sillón, el gesto imperturbable. Me cuesta levantarme y al hacerlo siento un terrible dolor en el costado, me resbalo con mi propia sangre esparcida por el suelo . Vuelvo a caer, esta vez exhausta y sin fuerzas. Este golpe ha sonado distinto, ya no me duele nada, he dejado de sentir mi propio cuerpo. Me imagino sin color en la piel y siento un pinchazo terrorífico en el alma: llantos tras la puerta del fondo del pasillo, tres voces de tres ángeles que nunca me dejarían sola. No salgáis de ahí, hoy tengo que irme sola.”

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