lunes, 7 de noviembre de 2016

La bicicleta de E.T.

Dos casi enamorados sentados en un acantilado. Ella saca un microscopio y una probeta. Él lee a Benedetti. Se besan. Ella deposita en el microscopio el fluido resultante de un beso de tormenta. <<Nadie me habló de un experimento>>, dice él como si hubiese contemplado Hiroshima en 1946. <<Busco a un ser humano con la cara de Kurt Russell y el corazón de E.T., un ser cuyo único vestigio troglodita sean sus facciones de malote. Que E.T. me haga volar suena relindo, pero su concepto del amor, el respeto y la igualdad, eso me hace madre. Un ser evolucionado, entre la poesía y la química de un beso>>. <<Tuve la bicicleta de E.T. y tengo alma de niño>> susurra él.





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