miércoles, 11 de noviembre de 2015

El silencio del patio de luces

Pablito tira al patio de luces su camión de bomberos  y espera sentado en la cama. A pesar del estruendo,  nadie se queja.  El timbre no suena. Silencio.

Pablo tiene otra pelea cerca del instituto, a mediodía.  Un escaparate roto. De comisaría, a casa. Y allí, acorralado en el pasillo, más golpes. Como siempre: sin mediar palabra.

Pablo se mosquea  una tarde con su novia, por ese vecino que se va a llevar dos…  -y tú, cállate, que pareces una...

Cuando llega de noche a casa, los niños corren a encerrarse en el cuarto. Como les ha dicho su madre, se tapan los oídos. Menos Pablito, el mayor, que oye desesperado  cómo con cada golpe se cierra otra persiana

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