Insultos, palizas y humillaciones. Así definió ella ante el juez 20 años de matrimonio, cuando reunió el valor necesario para dar el paso de volver a vivir.
Hoy, en un hogar tan desnudo como su vida, un pobre diablo comparte con la soledad la amargura de esa última mirada. La que ella le dedicó antes de cerrarle las puertas de su vida. Esa en la que sus ojos azules, compasivos, terminaron derritiendo su gélido corazón.
Hoy, en un hogar tan desnudo como su vida, un pobre diablo comparte con la soledad la amargura de esa última mirada. La que ella le dedicó antes de cerrarle las puertas de su vida. Esa en la que sus ojos azules, compasivos, terminaron derritiendo su gélido corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario