¿Otro botellín?

Claro que sí, se tomaría otro botellín, para celebrar que su equipo iba ganando y que en casa ya había dejado las cosas claras. "Tiene que saber quién manda...y además, en el fondo sé que le gusta".
Pero extrañamente, con ese pensamiento, la cabeza se le inundó de lágrimas, como los ojos de su mujer unas horas atrás, como los de sus hijos cuando levantaba la mano y la voz más de la cuenta. Quizá, pensándolo bien, no le gustaba, ni en el fondo ni en la forma. Quizá era tiempo de decir que no a esa cerveza y ver la segunda parte con su familia. Porque quizá él mismo y ellos no disfrutarían de su propia segunda oportunidad.