miércoles, 18 de noviembre de 2015

Reencuentro

Abrí el cajón de la mesita para rescatar mis ganas, enterradas una noche hace quince años. En el fondo del ropero que preside el dormitorio encontré mi criterio, secuestrado desde el séptimo mes. Con tranquilidad desempolvé mis viejas acuarelas, y entre ellas aparecieron mis pasiones, olvidadas al primer lustro. En el neceser celeste me recibió aquel lápiz de labios, abandonado en las primeras semanas, y con él, la versión de mí que más me gustaba.

Cuando me dispuse a salir, algo parecido al miedo intentó acompañarme. Cerré la puerta con fuerza y caminé rápido: ya no había sitio para dos.

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