.- El pobre Gerardo goza de la reputación de ser el más inteligente a condición de no serlo -nos explicaba Nuria-. Yo le paso todos los apuntes de Historia del Arte y luego se lo explico todo masticándoselo. Pero su atiesada familia le obliga a estudiar unos planes de inversión que jamás se llevarán a cabo. En fin, yo ya le he advertido que la política es el arte de que no se le caigan a uno los pantalones, especialmente cuando asegura enfurecerse con las lealtades incondicionales de su padre, encerradas allá en los bancos suizos.
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