Los ojos muy abiertos, la boca quebrada, el rostro descompuesto… y luego llegó el GOLPE, como otras veces, el primero provocó dolor físico, los siguientes dolían más adentro. Cada nueva descarga parecía querer desgarrar el alma y separarla del cuerpo, destruirla, aniquilarla…¿Por qué tanto odio era inoculado en un ser indefenso?
De repente, todo cesó y el vacío comenzó a llenarse de pensamientos atropellados, el cuerpo quiso recuperar la vida que se escapaba e inhaló, lo hizo entrecortadamente, como el que toma resuello después de un llanto intenso, y el aire entró, trayendo el alma de vuelta pero también desesperación, miedo, angustia…
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