domingo, 15 de noviembre de 2015

ARCO IRIS

Su deseado príncipe azul marcó a golpes el violeta en su rostro tras rastros de rojos regueros de sangre. Creyó que en las escenas del teatro de su vida debió vestir amarillo como Molière. Pensó que el cyan del cielo se le tornaba negro en su vida, que era agrio y venenoso el zumo del naranja de sus amaneceres. Mas llegó el verde esperanzador, cuando supo que su libertad dependía de la prisión de su opresor, cuando con su voz metió al monstruo en la jaula. Sintió que la vida era un arco iris, porque tras la lluvia de sus lágrimas despertó el sol de su sonrisa, columpiándose en el colorido puente de la tranquilidad.



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