Solían reunirse un par de veces a la semana para contarse sus cosas y saber cómo les iba. Ana es rubia, Julia es morena, Pilar estudió una carrera, Sofía ni tan siquiera llegó a sacarse el graduado escolar, Raquel viene de una familia acomodada, María se crió en un barrio de la periferia en un pequeño piso junto a sus tres hermanos. A pesar de todo, algo las une, la falta de brillo en sus ojos, apagados por las palabras necias y los infinitos golpes que les profirió un día una bestia humana. Pero ahí están, luchando como guerreras sabiendo que algún día la luz que desprenderá su mirada, lo cegará todo a su paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario