domingo, 15 de noviembre de 2015

El ratón se comió al gato

Cuando el subdirector le esquivó la mirada, supo que estaba de mal humor. Pero, cuando vio aparecer con gesto adusto a su directora, sabía que se iba a avecinar una catástrofe. Siguió atendiendo la biblioteca como si nada hubiera pasado. Pero, al cabo de un rato trabajando, en el que casi había logrado calmarse, la llamó su subdirector. Engañosamente afable, la invitó a entrar en su despacho. Accedió tras unos momentos de duda. El subdirector cerró la puerta y se encontró rodeada por sus jefes, que no paraban de acosarla a preguntas.
Mientras intentaba explicarse, su subdirector dio un fuerte golpe en la mesa. Algo se removió dentro de ella y le dijo enérgicamente:
—Nunca más, José. Nunca más.

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