domingo, 25 de noviembre de 2018

Respiró

  • Bueno vamos a probar ¿no?
  • No hay nada que probar, está todo probado.
  • Por favor, que yo quiero estar a tu lado. Me vas a dejar solo, como a un perro. Me vas a hacer un desgraciado.

Álvaro escuchaba desde su habitación, con un auricular puesto que le ayudaba a decidir en la oscuridad de sus sábanas si se hacía valiente y escuchaba o centraba la atención en aquella canción que con ritmos suaves casi parecía acompañar la situación.
  • La desgraciada soy yo, llevabas razón. Las palabras, esas que duelen más que los golpes, me han hecho dura y fuerte.

Llamó a Álvaro y abrió la puerta. Al otro lado, su familia la esperaba. Respiró.

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