Como cada 25 de Noviembre, desde hace 9 años, te llevo rosas moradas a tu tumba.
Cada año, se repite el mismo ritual:
- Madre, aún tengo grabada en la retina las palizas que te daba. Por las noches, aún tengo pesadillas...
Se oye un chasquido en el cementerio, como si estuvieras protestando...
- Madre, dame el valor y la fuerza para hacer lo que tú no te atrevías...
Se acerca un ruiseñor y se posa sobre tu tumba trinando un fúnebre canto.
- Madre, no puedo más... me dan asco sus caricias. No soporto sus mentiras. ¿Por qué me ahogo en esta vida?
Fijo mi mirada en un papel que el viento ha arrastrado: UFAM. Ahí está la respuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario