Un flash que cuando aparece me pone alerta. Me encojo hasta hacerme pequeña, soy presa del miedo. Solo dura un momento, pero qué momento. No me doy tiempo a prolongarlo, pienso en otra cosa, aunque se queda ahí por unos instantes más. Cuando creo que se ha ido, me pongo a escribir, más sosegada. Sigue ahí, muy dentro, pero tengo que ignorarlo. Escribo porque creo que así se irá desvaneciendo. Vendrán más, lo sé, pero entiendo que es un mal necesario: para sanar, para avanzar, para olvidar. Llegará un día en que no me robaras una sola palabra escrita, pero por ahora, las uso para mí y para que, si alguien me lee, pueda salvarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario