Echando la mirada atrás, puede que todo cambiara con aquella llamada. Hubo un largo camino que recorrer. Un camino nuevo, rehacer de nuevo su vida. Toda una epopeya para la recién madre soltera, acostumbrada al rol de ama de casa. Combinar vida doméstica, hacer de madre y trabajar ocho horas diarias no era fácil. Nadie dijo que lo fuera.
Pero a raíz de aquella llamada empezó a hacer su vida. La vida que deseaba vivir, libre, sin ataduras y sin ser esclava de otra persona.
A veces, incomprensiblemente aún se siente culpable de no sabe qué, pero no se arrepiente de aquella noche terrible, golpeada y desangrándose en la que apretó tres números de su teléfono móvil.
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