domingo, 15 de noviembre de 2015

Escalera hacia otro lugar

He cerrado la puerta despacio, he salido al rellano y he respirado profundamente intentando contener el llanto. Cuando los hipidos comenzaban a delatarme, he tapado mi boca con fuerza con el faldón de su camisa dejando al descubierto mis bragas manchadas. Otra vez me ha hecho sangrar. Me cubrí precipitadamente con su camisa usada una vez comprobé que dormía profundamente. No hay lugar en casa en el que me pueda esconder a llorar porque, si me descubre, se ríe de mí y me ridiculiza y entonces yo me siento aún más imbécil, si es que eso es posible. He bajado la escalera descalza y a tientas, con la luz apagada. He decidido que no volveré a subir.

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