Agarrada a mis rodillas, escucho su golpe en la puerta del baño. Solo un pestillo oxidado me separa de él. Mientras hago trazos irregulares sobre la baldosa del baño.
Del rugido pasa al gemido y del puño pasa a la mano. Me pide que salga, que no me hará daño.
Todos me dicen vete, que te ha hecho daño, vete…
Pero le quiero, ¿es tan difícil de entender. Sin él me ahogo, aunque él me ahoga. La gente no sabe lo que es querer. Lo aguanto porque le quiero, y él me quiero a mí. Me lo repite a cada golpe, susurra que no le abandone.
Te quiero. Me has hecho daño vete , por favor vete de aquí …
No hay comentarios:
Publicar un comentario