miércoles, 22 de octubre de 2014

El café

Entro en la cafetería. No acostumbro a hacerlo sola, pero necesito aprender a hacer cosas distintas. Me cierro, mecánicamente, el último botón del abrigo y me bajo, aún más, la falda. Debería asimilar la idea de que ya no me va a hacer más daño, que tiene una orden de alejamiento, pero requeriré tiempo. Con la mirada baja me acerco a la barra. Pido un café con leche, y en el mismo momento en el que doy el primer sorbo, suena un mensaje en mi móvil. Es de mi ex marido: "¿qué tal está el café?"

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