miércoles, 22 de octubre de 2014

Rutinas


Tras la pelea suele llegar el golpe, a veces varios, hoy solo fue uno pero el hombro le dolerá durante días. Lo siguiente se lo conoce de memoria: las disculpas, el arrepentimiento y el "no sé lo que me pasa", luego la retahíla de excusas y los comentarios que culminan en que la culpa es suya porque lo desquicia discutiendo, en vez de decirle a todo que si. El final siempre es el mismo: sexo para él y sentirse una ramera mal pagada para ella.
Esa noche, al oír los ronquidos masculinos se levanta, se viste y al tocar el picaporte, oye a su marido:
– Cariño tráeme un vasito de agua.
Y piensa:
– Por mi puedes deshidratarte.

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