Los ecos de mofas recorriendo una y otra vez sus sinapsis, sumergiéndola en una frustración y pánico que la anulaban como persona y bloqueaban su libertad de movimiento.
Las palabras avanzaban impregnadas de una pestilencia irritante: relaciones consentidas, no opuso resistencia.
Su mundo pendiente de una resolución a punto de ceder a una sociedad sumergida en egoísmos y mentiras.
No obstante, la sentencia fue ejemplar: violación y abuso. Sus verdugos sufrirían el castigo.
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