miércoles, 4 de diciembre de 2019

¡Hola vida!

Se levantó dolorida y sintiéndose el ser más insignificante del planeta. 

Se lavó la cara y frente al espejo apenas pudo reconocerse entre moratones y heridas. Aún así, al mirarse a los ojos, sí percibió su alma, viva. La escuchó gritar: ¡Basta ya! ¡Sal de aquí! ¡No esperes más!

Reunió todo el valor de que fue capaz y se marchó. Era hora de cambiar las manos que hieren por las que se tienden para ayudar. Ese día dijo, por fin, adiós a la violencia, un valiente ¡hola vida, estoy de vuelta!

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