miércoles, 4 de diciembre de 2019

El rojo de sus labios

Cuando se ausentaba de casa, ella soltaba todo el aire de sus pulmones. Se calzaba esos zapatos de tacón que escondía bajo la cama, se pintaba los labios de rojo y bailaba, respiraba, se fotografiaba, reía; soñaba con que volvía a ser joven, con que salía a la calle con total libertad y se ponía la ropa que le daba la gana. Aprovechaba hasta el último minuto de su penosa y corta libertad, antes de que el ruido de la puerta la hiciera contener la respiración y borrara el rojo de sus labios de un plumazo.

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