Era un lugar seguro, mamá nunca miraba allí, pasaba horas escondida, pero nunca me encontraba. Me buscaba por toda la casa, escuchaba ruidos en el salón, se le caían los platos en la cocina, o corría de un lado a otro, a veces también lloraba, pero no me gustaba escucharla llorar, es entonces cuando salía. Toda la casa estaba patas arriba, pero nunca me encontraba. Me esperaba en su habitación, sentada en el suelo, yo corría a abrazarla, y cuando le preguntaba que por qué lloraba, siempre me decía que había tenido miedo de no volver a verme otra vez.
¡que tonta! Nunca entendí porqué no me encontraba, si fue ella quién me enseñó a esconderme debajo de la cama….
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