jueves, 5 de diciembre de 2019

Origen Cientifico del Amor

En la oscuridad de cierta noche

en el epicentro del albor, 

estábamos tu y yo. 

Tu bella mirada estrellada 

contenía aquellos soles perturbados 

que aun bailaban.

Al son y junto con las estelas

que hace mucho ya fueron aunadas. 

Reflejaba esa mirada tuya en el espejo 

semejante a la hierva helada.

Alumbraba todo tus labios sonrientes, 

circunspectos trapecistas de galaxias ausentes 

en los mapas que han sido conocidos. 

Así en dimensiones paralelas 

que explotan al juntar los vórtices

de nuestras lenguas,

seguimos siendo 

los mismos esclavos 

del tiempo y el espacio. 

Yo sólo pude ser el reloj

que marca y toca tu cuerpo 

en el infinito,

con verdadero amor.

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