jueves, 5 de diciembre de 2019

Amar

Había rendido la vida ante los acontecimientos que le desgarraban el alma: el hijo, que nunca respondía las llamadas; la falta de entendimiento entre los gobernantes; la tierra muriéndose de sed y ella haciéndose mayor sin entender de qué iba nada.

Las lecturas, estudios y encuentros con gentes sabias apenas si le aportaban ciencia limitada; pero al llegar la noche, que le llegaba en cualquier momento, el vacío le pesaba hasta hacérsele insoportable.

Amaba y era amada; sin embargo, su permanente búsqueda de la paz de fuera no daba resultados. Concluyó tras muchos desvelos y lágrimas que debía de aceptar los hechos; dejar de luchar contra sí y acoger en su corazón aquello que no entendía y la estaba destruyendo.

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