Me desgarra saber cuantos ángeles de la guarda malviven tan solos, tan rechazados, tan repudiados. Ellas son nuestra responsabilidad. Estamos en este planeta para protegerlas y amarlas. Siento tanto, que estés tan sola, con esas heridas causadas por personas viles y malvadas y ni siquiera nadie de los que esperan en la misma sala... se apiada de ti. Nadie. Pero y si sales del infierno, todo cambia y la alegría se hace presente en cada gesto... no hay mirada más bonita que la ofrecida por la ilusión, la calma y la seguridad de un hogar. Esta era su historia, la chica número 1000 del 2019.
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